El acné es una infección dérmica que afecta a los folículos polisebáceos. Realmente no está directamente relacionado con la producción sebácea, sino que se produce por una acción vírica y bacteriana. Es común en la pubertad, aunque afecta a un gran número de personas en algún momento de su vida. En la mayoría de las personas disminuye con el tiempo. Sin embargo, no hay manera de predecir cuánto tiempo tardará en desaparecer completamente y en algunos casos continuará durante décadas. La cara, el pecho, la espalda, los hombros y los brazos se ven especialmente afectados, ya que son las zonas donde más densidad de folículos polisebáceos tenemos (500/cm2).
Actualmente, el acné afecta a hombres y mujeres de cualquier edad.
¿Por qué se tiene acné?
Para tener éxito, es muy necesario ser metódico en el cuidado diario. Sobretodo en la higiene y en la hidratación.
Como se trata de una alteración muy variable, el tratamiento intensivo elegido dependerá del estado y las necesidades de la piel en el momento de su realización.
- Los peelings químicos a base de ácidos para tratamientos de acné actúan controlando las secreciones sebáceas.
- Otra opción es un peeling ultrasónico que efectúa una acción purificante profunda mediante ondas y vibraciones.
- Las terapias láser aceleran la eliminación de bacterias, con lo que resulta ideal en casos de acné pustuloso.
- Los tratamientos con ozono seco resultan los mejores desinfectantes, descongestivos, antiinflamatorios, regulador y estimulantes de los tejidos.
Estos tratamientos se pueden realizar individualmente o se pueden combinar entre sí según las necesidades para conseguir resultados más rápidos y profundos.
En el tratamiento de acné, tanto la frecuencia como el número de sesiones dependerá del estado de la piel y de su reacción a los tratamientos.
El objetivo de este tratamiento es purificar, equilibrar, rehidratar y regenerar la piel.
Controlar el acné es posible si sabes cómo.